Conjuntos de cristal austríaco y circonitas chapados en platino y con cadena de plata de ley.
EL CORAZÓN, SÍMBOLO DE AMOR UNIVERSAL
Una de las primeras civilizaciones que representó gráficamente el corazón como símbolo fue la egipcia. Ellos sabían que este órgano era de gran importancia para el ser humano y creían que en esta parte del cuerpo residía el alma y la mente del hombre. Incluso pensaban que cuando uno moría, su corazón era sopesado durante el juicio final en una balanza contra la pluma de la verdad de la diosa Ma’at. Si la persona había tenido buenos sentimientos y había llevado una vida virtuosa, el corazón pesaría lo mismo que la pluma y disfrutaría de la vida eterna.
Como nos habremos percatado, el símbolo utilizado hoy en día dista algo de la apariencia real que tiene el corazón como órgano del cuerpo. La forma que empleamos, más idealizada y novelera, y su utilización metafórica sobre el amor, aparecieron en la Edad Media. Aunque existen posibles ejemplos sobre este uso romántico en los siglos XIII o XIV, la asociación corazón-amor como la conocemos hoy en día se desarrolló finalmente en el siglo XV, popularizándose en el siglo XVI.
Antes del siglo XIII, la forma del corazón difícilmente estaba asociada con alguna alegoría amorosa. El diseño geométrica del corazón se puede encontrar en algunas fuentes anteriores, pero en esas situaciones no representaba un corazón, sino normalmente hojas, como hojas de higuera en la antigüedad; u hojas de hiedra o nenúfares en la iconografía medieval y heráldica. En civilizaciones orientales como la india, china y japonesa, existe la idea desde hace milenios que en el cuerpo existen unos chakras o puntos de “energía vital universal inmensurable”, de los cuales, el que se halla a la altura del corazón, simboliza el amor y la compasión.
La Iglesia católica sostiene que la forma del símbolo del corazón no surgió hasta el siglo XVII, cuando Santa Margarita María Alacoque experimentó una visión de un corazón rodeado de espinas. Este emblema se ha hecho célebre como el Sagrado Corazón de Jesús, y se relaciona con el amor y el fervor religioso. Comenzó a ser representado frecuentemente en vidrieras y otras clases de iconografías eclesiásticas. Aun así, aunque el Sagrado Corazón seguramente propagó el símbolo que hoy todos conocemos, la mayoría de los expertos convienen en que ya existía desde mucho antes del siglo XV.
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